Hace dos años atrás, tuve a una persona al lado con la cual viví experiencias únicas. Ella tenía algo que me encantaba, tenía algo que me hacía temblar, me hacía transpirar de los nervios y sentía que el corazón se me salía con tan sólo verla. Sentía esas cosquillas en la panza que no se comparan con nada. Realmente, es increíble como una persona puede provocarte tantas cosas con tan sólo verla pasar. Ella tenía la lengua voraz, tenía esas palabras dulces que así como te endulzaba los oídos, te comía la cabeza. Era realmente manipuladora con sólo abrir su boca. Por desgracia o por la suerte misma, caí en su encanto.
Lamentablemente, no era la única que estaba enamorada de ella, sino también, mi mejor amiga. Jamás me di cuenta de eso, ya que era mi amiga y no la veía capaz de traicionarme. Me equivoqué. Después de mi separación, ellas tuvieron su aventura. Realmente, me sentí decepcionada de ambas partes, un dolor inmenso que no podía entender. Pero todavía no puedo entender como cada vez que la veía, me seguía provocando exactamente lo mismo, pero más fuerte. Como toda masoquista, seguí su juego a pesar de la traición, mi amor por ella era más fuerte y traspasaba todas las barreras. Pasamos noches y días preciosos, todo era como un simple poema de amor. Pero ahí viene otra vez, el alejamiento. Ella estaba con otra persona ya, pero sin embargo disfrutaba de verme (según sus palabras). Entonces decidí alejarme, ya que para mi su felicidad era mi felicidad, a pesar de no era conmigo disfrutaba de saber que ella iba a estar bien. Desaparecí, fue como borrarme del mapa de su mundo y simplemente, desaparecer. Seguí con mi vida,
encontré una persona que realmente me hacía bien, volví a disfrutar y a querer, pero nunca a amar como había amado a aquella mujer. Al cabo de un tiempo decido dejar a mi pareja. No me sentía enamorada y los fantasmas del pasado seguían apareciendo. Creo que fue la mejor decisión que tomé, yo quería que él fuera feliz. No quería hacerlo perder el tiempo conmigo porque no lo amaba como él lo merecía. Y a pesar de que le rompí el corazón en mil pedazos, ya que era su primer amor, siempre quise su felicidad. Era mejor una verdad que duela, a una mentira que no duraría mucho y nos haría perder tiempo a los dos.
Seguí mi camino, los días se tornaban normales y tranquilos. Sólo me enfocaba en colegio. Hasta me llega un mensaje de texto de ella, diciéndome que me extrañaba. No sé porqué razón el destino o la casualidad nos volvía a juntar una y otra vez. Ella seguía en pareja, ya conviviendo, sin embargo volvía a buscarme. Yo, igual que el mosquito más tonto de la manada seguí su luz, aunque me lleve a morir. Volvimos a revivir momentos realmente incomparables con algunos ya vividos, se sentía el amor en estado puro (o quizás yo sólo lo sentía así). Nos veíamos a escondidas, nos mandábamos mensajes a escondidas, eramos como prófugas de amor... A los días de verla voy a un especie de terapia alternativa, porque realmente no podía más con mis preguntas (en ese momento, sin sentido). Quería cerrar lo que tenía con esta mujer, porque empecé a pensar que no tenía sentido esconderse para amar, como que nada de lo que estábamos haciendo tenía sentido. Ella engañaba a su pareja conmigo, y seguramente nos decía las mismas palabras a las dos. Eso era algo que no podía soportar tampoco. Juro que estaba consciente de que estaba mal lo que estábamos haciendo. Yo estaba mal en estar en el medio de ellas dos. Empecé a pensar que la que estaba mal era yo. Entonces le hago una pregunta a mi terapeuta (un poco estúpida, por cierto)
- ¿Cómo hago para cerrar algo, una etapa, o una historia?
- Yo no puedo decirte eso, eso lo sabrás en el momento justo. Las respuestas a todas tus preguntas las encontrarás caminando, viviendo. Ya la encontrarás.- Me respondió.
Eso no me ayudaba en nada, ya que soy demasiado impaciente. Pero debo admitir que cada vez mis preguntas eran más. Intenté enfocarme en el colegio y no pensar en nada que no tuviera sentido. Lo logré. Mis días iban cada vez mejor. Salía con mis amigas, una de ellas mi ex mejor amiga (después de unos meses de su aventura con mi novia, reconoció su error y decidió pedirme disculpas, la cual acepté). Conocí personas geniales, salía a bailar. No recibía mensajes de ella, ni nada. Sentía que en mi
vida estaba marchando todo bien, y de hecho me sentía feliz por eso. Un lunes por la mañana me llega un mensaje de ella diciendo: "Me fallaste, otra vez." a lo cual respondo: "¿porqué me decís eso?". Resulta que su novia se había enterado de que nos habíamos visto porque una "amiga" de Ana (mi ex mejor amiga). Ella empieza a insultar a esta chica, que no tenía nada que ver. Empiezo a pensar y me doy cuenta de muchas cosas. Ella me había contado que le había dicho a su novia que nos habíamos cruzado un par de veces (lo cual era mentira, nos vimos millones de veces y de hecho concordábamos para encontrarnos en un lugar). Entonces le digo que no, que no era como ella lo imaginaba. Esa chica no tenía la culpa, sino ella, que ya ni se acordaba de las propias mentiras que le decía a su novia. Jamás me contestó. Hoy, puedo decir que
supe abrir lo ojos y ver hasta donde llegó esta gran mentira. Ella jamás me amo como decía. Ella jamás se la jugó. Ella nunca sintió lo que yo por ella. Todo fue una farsa, una maldita farsa. Pero admito que sentirme enamorada por primera vez fue lo más lindo de mi vida, aunque lamentablemente, mi amor no era correspondido. Finalmente, mi terapeuta a la cual le tuve cierto odio por no haberme dicho lo que yo quería escuchar, tenía razón. Hoy cerré una etapa y encontré la respuesta.
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